With My Own Eyes

Atonement
2007
dir. Joe Wright
Guión de Christopher Hampton



En este punto tan temprano del desarrollo de este blog, no es difícil darse cuenta que mis apreciaciones distan mucho de ser críticas objetivas. Son más bien adulaciones y reflexiones que nacen a partir de la identificación profundamente personal que siento respecto a los temas y personajes de ciertas películas, y como tal, la presente entrada sobre 'Atonement', no es diferente a las demás.

Lo que más me ha permanecido en la mente del visionado es el sonido de la máquina de escribir. Por algún tiempo durante mi adolescencia, mi papá traía a la casa, por el fin de semana, una de las máquinas de escribir de su oficina. Imagino que no habrá sido de completo agrado para mis cohabitantes, pero me perdía por horas tipeando poemas y capítulos de una incipiente primera novela sobre, precisamente, uno de mis primeros intentos de expiación personal. Ese sonido tiene que ser uno de los pocos fetiches auditivos que poseo, y no sin justificación se ha convertido en el símbolo de lo que 'Atonement' significó para mí.

Atonement ataca primero por los ojos. La lujosa fotografía de Seamus McGarvey (DP de The Hours) es una quemapupilas saturadísima de verdes, azules, blancos, planos pictóricos, travellings (por no mencionar el tremendo plano secuencia de 5 min en Dunkirk), que casi opaca el segundo ataque, esta vez auditivo: Dario Marianelli. Parece una idea muy básica la de haber incluido la textura y el ritmo de una máquina de escribir a la mezcla de la banda sonora, pero Marianelli la ocupa con gracia y potencia a la vez, aunque el mixing entre música, efectos de sonido y sonido directo puede resultar molesta al principio. Probablemente lo que más se quede dando vueltas en el subconciente al final sea la música (que de todos modos fue el mayor caballito de batalla del filme en cuanto a reconocimientos y premiaciones, incluido el Little Yellow Man), y con justificada razón, si la identidad musical de Atonement es, aunque reconocible, única en su especie, particularmente en el contexto temporal en que apareció. Finalmente, el tercer ataque seguido, que se expone junto a los dos anteriores en un lapsus cortísimo de tiempo, es el talento de la brillante -y pequeña- Saoirse Ronan, una maravilla con ojos asesinos, como resulta ser ella misma.

Mis afanes románticos-chickflick-periodmovielover quedaron totalmente expuestos. Parece reducirse a una cuestión de temporalidad; me encantan estas historias largas donde los personajes se desenvuelven a través de conflictos que se extienden por años, y con mucho gusto encontré que la última parte de Atonement guardaba especial similitud con la mencionada otra película fotografiada por Seamus McGarvey. Ese sentido de que todo halla un punto de convergencia mucho tiempo después, como pasa no pocas veces en la vida misma, en una vejez que obliga a enfrentar el pasado después de haber sido testigos de mucho de la vida de ese personaje, creo es la esencia de una historia memorable; te hace partícipe de no sólo un período muy reducido en la vida de un personaje, sino de todo un viaje que comprende que los seres humanos no son para nada en la vejez como eran a los 13 años. Es una especie de deseo de absolutismo. Esa riqueza de carácter épico es la que me fascina.

Irónicamente, Atonement no logra tanto expresar empatía por sus protagónicos como puede resultar por el análisis de la experiencia total a través de los ojos de Briony (porque, en estricto rigor, ella es la protagonista). Y he ahí el centro de esta larga escritura: como Briony Tallis, que ve en su arte la posibilidad de exorcizarse, redimirse y otorgar un 'último acto de bondad', la cuestión para mí también es una constante interrogación. ¿Hasta qué punto nuestro 'arte' es una responsabilidad social y, a la vez, un intento de redención personal? La mentira del arte puede buscar muchas cosas. Como en Who's Afraid of Virginia Woolf?, la mentira y las ilusiones personales sirven para parchar los agujeros más dolorosos y profundos de nuestra fallida existencia, de nuestros errores más vergonzosos, tal y como Briony expresa al final de la película. Pero, ¿es realmente un acto de bondad parchar los errores cometidos con una expresión artística, o sólo corresponde a un grado infantil de impotencia e inmadurez? Briony no tenía otra opción, como se darán/se dieron cuenta. Pero aún así, ese miedo a la condena, a la ausencia de una expiación, ¿no es finalmente lo que mueve falsas expresiones de bondad, de altruismo? ¿No pedimos perdón simbólicamente para evitar tener que exponer nuestras propias debilidades explícitamente, y poner en jaque nuestra chance de salvarnos? Atonement no está exenta de lecturas religiosas, partiendo por el origen judío de su concepto titular. Sería un error leerlo sólo desde ahí, puesto que se omite toda la dimensión humana laica de sus implicancias, pero es una fuerte fuente de segundas revisiones.

Atonement al final me hace pensar sobre lo que se logra con la mentira del arte; los que hacemos películas, los que escribimos para perdonar(nos), los que no cambiamos nombres en nuestras historias o los alteramos sutilmente para referirnos a quien queremos odiar, a quien queremos perdonar, a quien seguiremos amando en una fantasía literaria o fílmica pero que en la realidad estuvo lejos de ocurrir, no por una muerte, no por una guerra, sino por el simple hecho de que la vida tomó cursos diferentes.

2 comentarios:

  1. I (L) Atontame. Expiasión, deseo y pecado xD
    Y me doy cuenta que no tengo la musiquita linda. Ya te la robaré =)
    Leí esto entusiasmada, porque adoro la sincronía de los elementos de la película, y su falta de autograndeza, simplemente llevándose en su propio ritmo, en su propio mundo.
    (Hola, temblorrrrr.askalskjdñafh)
    Uhmm, ok, pasó.

    Y me gusta como apropias a tu vida la historia, integrándola, no sé. Es la gracia, sentirla, experimentarla. bah! es que me encantó desde la primera vez que la vi!
    Y Briony xDD la adoro! pendeja estúpida bkn!

    Ves? leo a Leo xD
    Muac

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  2. me encanta cuando se construye a partir de una apreciación estética tan contemplativa y profunda como la tuya, me alegra este blog, ^^

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