Valiente (Brave)
2012
Dir. Mark Andrews & Brenda Chapman
Pixar es un lugar de sorpresas. Aunque guarde
a Disney en mi corazón por haber influido tanto en mi crianza como mis padres,
la perspectiva que se adquiere con la edad sólo evidencia que muchas
producciones del señor Walt estaban demasiado empapadas por convenciones de su
época y una muy lenta resolución a ir renovando sus paradigmas. Por ello, hasta
el año antepasado cuando se estrenó Tangled
(Enredados), y a pesar de los exitosos intentos por “actualizarse”, Disney
insistía majaderamente en el formato del musical y la historia de los amantes,
arrastrando temas que han carecido de desarrollo desde los tiempos de
Blancanieves.
En ese contexto, Pixar sumó puntos cuando
hizo su aparición a principios de los 90s, desarrollando historias que, si bien
no revolucionaron la narrativa, le concedieron al género de la animación un
estatus de terreno en el cual se podían tomar elementos “infantiles” y
conseguir resultados que apelaban tanto a niños como a adultos; temas
desarrollados con sorprendente profundidad, sutileza y emoción, lo que pronto
convirtió al ahora afamado estudio en la nueva y definitiva “fábrica de los
sueños”. A tal nivel de maestría llegó su metódico amor por el buen storytelling, que en 2008 produjo lo que
recientemente un gran grupo de críticos nombró como la mejor película de la
década 2000-2010: WALL E. Esta
capacidad de renovar lo ya visto y añadirle capas adicionales, manteniendo como
constante la magia de la inocencia y el humor, es lo que hace de Valiente un éxito.
Valiente empieza como la archiconocida
historia de la princesa agobiada por los protocolos y exigencias de su
condición, buscando libertad y realización personal lejos de la notoria
rivalidad que mantiene con su madre. Este roce, construido con un énfasis e
intensidad mayores que los vistos en otros relatos similares, es el vértice que
sostiene la vuelta de tuerca que toma la película cuando la aventura que vive
la pelirroja protagonista es mucho más íntima y compleja que cualquier otra que
pudiera haberse elegido – Mérida no tiene que salvar a su reino ni encontrar el
amor, tiene que afrontar las consecuencias de una decisión que afectó
directamente el vínculo entre ella y su madre, y pone en peligro la vida de
ésta última. Con esto, Valiente
explora sensatamente la relación madre-hija, la naturaleza de las tradiciones,
el mutuo entendimiento y el cómo el destino es una decisión personal. Puede ser
verdad que no es tan sorprendente ni emocionante como WALL E, Up o la trilogía de Toy
Story, pero su mera amplitud de visión en tratar un tema que antes había
sido tan ignorado le vale un gran mérito. Se nota sin embargo el cambio de mano
que hubo en mitad del proceso (cuando la directora original fue reemplazada), y
el 3D, como es de esperarse, no aporta ningún valor narrativo, y de hecho, ni
siquiera potencia en demasía las escenas de acción. No he visto la reciente Cars 2 para compararla (supuestamente
la peor película que ha hecho Pixar), pero viendo el resultado final, Brave está bastante lejos de ser un
punto bajo dentro de la maravillosa seguidilla de éxitos de esta nueva fábrica
de los sueños que es Pixar.
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